“Invocando el Nombre del Señor”

Al considerar cuánta gente dentro de la “cristiandad” enseña que un individuo puede ser salvo simplemente al profesar una creencia en Cristo, no es sorprendente que los escépticos clamen que la Biblia se contradice a sí misma en este punto. Ya que Pedro y Pablo declararon, “Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo” (Hechos 2:21; Romanos 10:13; cf. Joel 2:32), los escépticos rápidamente recuerdan a sus lectores que Jesús una vez declaró: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21; cf. Lucas 6:46). Supuestamente, Mateo 7:21 está en conflicto con tales pasajes como Hechos 2:21 y Romanos 10:13 (vea Morgan, 2003; Wells, 2001). Ya que muchos que profesan ser cristianos parecen comparar “invocar el nombre del Señor” con la idea de decir a Jesús, “Señor, sálvame”, los críticos de la Biblia se sienten incluso más justificados en su acusación de “testimonios conflictivos”. ¿Cómo pueden clamar algunos declarados seguidores de Cristo que ellos han sido salvos al simplemente “invocar a Cristo”, cuando Cristo mismo proclamó que una simple invocación de Él no proveería salvación?
La clave para entender correctamente la frase “invocar el nombre del Señor” es reconocer que algo más es implicado en esta acción que simplemente la petición verbal dirigida hacia Dios. La “invocación” mencionada en Hechos 2:21, Romanos 10:13, y Hechos 22:16 (donde Pablo estuvo “invocando el nombre del Señor”), no es equivalente a la “invocación” (“Señor, Señor”) de la cual Jesús habló en el Sermón del Monte (Mateo 7:21).
No entender lo que es invocar el nombre del Señor ha llevado a muchas personas al engaño y a la decepción. Muchas han escuchado este mensaje de que la salvación está prometida a todo aquel que “invoque el nombre del Señor” (Joel 2.32, Romanos 10.13), pero no se les ha explicado claramente qué es invocar el nombre del Señor y cómo es que el pecador puede llegar a invocarlo “de veras”.



Pedir auxilio en el momento de los problemas, eso lo puede hacer todo el mundo. Acordarse de Dios cuando hay dificultades y tratarlo como un “apaga incendios” y solucionador de problemas, eso lo hacen miles de persona, pero eso no significa que le están invocando “de veras”.


Es preciso que reconozcamos que el ser humano no tiene la capacidad en sí mismo para invocar el nombre del Señor de veras, para que no caigamos en el error de pensar que hay muchos que están buscando a Dios de diversas maneras.

El maestro bíblico R.C. Sproul explica que solemos caer en este error de pensar que la gente está buscando a Dios porque los vemos procurando llenar un vacío que nosotros sabemos que solo Dios puede llenar, y pensamos que están buscando a Dios. Pero en realidad, lo que muchos de ellos buscan es lo que piensan que Dios puede darles. Ellos buscan favores de parte de Dios, pero no buscan a Dios mismo.

La Biblia es clara al enseñarnos que ningún ser humano anda buscando a Dios (Romanos 3.10). Más bien, ¡el ser humano está continuamente escondiéndose de Dios! El día en que Adán y Eva pecaron eso fue lo que hicieron, esconderse, y eso es lo que hemos hecho todos, intentar escondernos de Su presencia.

El hombre busca calmar su conciencia, porque esta le acusa con alguna frecuencia y entonces, está dispuesto a practicar un poco de religión que le alivie y le proporcione algún sentido de espiritualidad, pero la verdad es que nadie, en su estado natural, está buscando una verdadera comunión con Dios.

Aquellos a los cuales Dios redime por Su gracia, son despertados del sueño de muerte por el poder del Espíritu Santo, a través de la Palabra de Dios, y son esos los que invocan el nombre de Dios de veras. Tales personas, que han tenido convicción de pecado, que han reconocido su miseria espiritual en que estaban y han implorado con vehemencia la salvación, y que han reconocido que esta salvación únicamente es posible por Cristo y en Cristo… son esos los que invocan a Dios de veras y son escuchados.

De este tipo de personas ha dicho Dios: “Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré, lo saciaré de larga vida, Y le mostraré mi salvación” (Salmos 91:15-16).

¿Has invocado el nombre del Señor de veras? ¿Lo invocas diariamente de veras? Si es así, toma consuelo en estas palabras, porque Él ha prometido y cumplirá. ¡Él es fiel! nos librará y nos mostrará la grandeza de Su salvación! Amén.


Fuente:Pastor Alexander León

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